AMOR Y PERDÓN (por Ricardo López Bolt)
Hemos comenzado un nuevo año. En estas fechas a muchos de nosotros nos da por reflexionar sobre el año transcurrido, los acontecimientos vividos y las experiencias positivas y negativas que el año que termina nos ha dejado. En mi caso, este 2024 ha sido un año difícil en el que he tenido que emplear mucho esfuerzo personal para resistir y no dejarme vencer. Mis varios ingresos hospitalarios me han llevado a aceptar con paz, aunque no sin dificultad, mis limitaciones. Pero a pesar de ellas, termino el año agradecido por toda la ayuda, apoyo y cariño recibidos, que me han llevado a recuperar la capacidad de ponerme de pie y caminar por casa, con la ayuda de un andador. Termino el año con la conciencia de que junto a las dificultades o quizás gracias a ellas, mi corazón se ha hecho más grande y hay más personas en él… Y, en fin, termino el año dándome cuenta de que soy mucho más feliz queriendo a las personas que me rodean.
El amor es el sentimiento más noble y hermoso que se puede sentir y creo que el amor activo, el que sale de nosotros hacia otras personas, es una experiencia mucho más gratificante que la que se genera cuando lo recibimos de un ser querido. Quizá esto sea debido a que en el primero siempre hay un algo nuestro, como si lo hubiésemos fabricado nosotros para la otra persona y cuando estamos junto a ella, disfrutamos del placer del encuentro, de su compañía, de la conversación o simplemente del silencio. Es como si un chorro de energía personal fluyese de nosotros y nos ligara a la otra persona. No me refiero al amor conyugal en el que esto se da por descontado, si no al afecto sincero y leal hacia un hijo, un amigo, un conocido, un compañero de trabajo o alguien que trabaja para ti.
Por supuesto, ser apreciado y querido también agrada, pero a veces puede ocurrir que vivas relaciones en las que una persona te aprecie mucho y por diversas circunstancias, tú no te des cuenta. O también puede pasar que cuando estás demasiado ocupado en recibir y no en dar, lo que recibes, aunque sea mucho, siempre puede parecer insuficiente. Si embargo cuando quieres a otros, el corazón se expande y la vida es mucho más bella porque amar la llena de sentido. De la misma manera que el odio destruye al que odia sin que el odiado se entere, el amor construye al que ama, se entere o no la persona amada. Al menos eso me pasa a mi: Soy muy feliz queriendo y si soy correspondido, muy bien, pero me encanta querer y estar con las personas a las que quiero.
Me gustaría terminar este escrito de primeros de año compartiendo otra de las reflexiones que me ha dejado el año 2024: la fuerza sanadora que tiene el perdón en nuestra vida. Perdón, ¡qué hermoso sentimiento! ¡qué libres nos sentimos al perdonar y ser perdonados por alguien a quien hemos herido! Amor y perdón siempre van unidos, porque el amor, sin la experiencia del perdón, no puede existir.
Yo creo que el perdón es el sentimiento que más nos asemeja a Dios. En el Padre Nuestro se compara nuestro perdón a los hombres con el perdón de Dios hacia nosotros. Y es que quizá sean estas dos palabras las que reflejen mejor el Dios que se nos reveló hace más de dos mil años: un Dios que ama y perdona infinitamente, con independencia de si recibe o no amor por nuestra parte.
¡Feliz año nuevo a todos, os deseo un 2025 lleno de experiencias que os permitan amar mucho y perdonar lo necesario para vivir con el corazón contento y en paz!