Un año equivale a 365 días.
365 días llenos de oportunidades para acercarnos a aquello que queremos conseguir, y aun así, muchas veces llega el final de diciembre y nos vemos en el mismo lugar en el que estábamos el año anterior, o incluso hace cinco años; con las mismas metas aun lejanas, con los mismos “ojalá” y “quizás un día”… ¿Y, por qué nos estancamos, si cada año, al empezar enero, nos prometemos que alcanzaremos todos nuestros objetivos?

Quizá el error se encuentra en la forma en que nos plantemos el año nuevo.

Creemos que de un día para otro seremos super-héroes, con nuevas habilidades, más capaces, con más tiempo… Y resulta que ese cambio no termina de llegar. Que el 1 de enero somos la misma persona que éramos el 31 de diciembre; que los días no tienen más horas y que no podemos mágicamente cambiar nuestra forma de vida. ¿Cómo podemos entonces mejorar y alcanzar nuestros objetivos? ¿O es que estamos condenados a vivir sin ningún tipo de evolución para ser mejores personas?

La clave reside en algunos puntos concretos. En primer lugar, debemos ser realistas, lo que no quiere decir que suprimamos la ambición. Debemos plantearnos metas que, objetivamente, vayamos a ser capaces de conseguir. Si un objetivo nos reclama más de lo que podemos ofrecer, no podremos alcanzarlo. Por ello, la primera tarea es plantearse retos a corto plazo, que, si bien nos piden un cambio en la rutina, no suponen un descuadre total. Por ejemplo, si queremos empezar a leer, en vez de plantearnos leer 50 libros al año, empezaremos por intentar incorporar media hora de lectura diaria a nuestro día.
En segundo lugar, es importante diferenciar aquello que de verdad deseamos de lo que deberíamos desear. Por más que nos planteemos alcanzar un objetivo que suena bien, si no disfrutamos o no vemos un beneficio real en dicho objetivo, no estaremos motivados a conseguirlo. Por ello, es importante identificar bien en qué estamos realmente dispuestos a avanzar.
Y finalmente debemos conseguir visualizarnos alcanzando esos objetivos. Visualizarnos de forma concreta, retratando estas metas de manera visual, en vez de simplemente mantenerlas en la mente; esto nos ayuda a mandar señales a nuestro cerebro de lo que queremos conseguir. De alguna forma, manifestamos los logros, y, a la vez, no los olvidamos.

Para esto, podemos ayudarnos con una herramienta que se conoce como la Vision Board.

Vision board se traduce literalmente como “Panel de visión”, y consiste en un collage en el que reflejamos todo lo que buscamos alcanzar durante el año; cómo queremos ser, lo que vamos a conseguir, y cómo lo haremos.

Hay mucha libertad a la hora de crear nuestro Vision board. Depende completamente de la persona que lo elabore. El único requisito es, que al mirarlo, te resulte a ti mismo motivador e inspirador.

Te proponemos que en estos primeros días de 2024, te reúnas con un grupo de personas significativas para ti y diseñes tu propio panel de visión. Nosotros lo hicimos en familia y fue una experiencia muy entrañable, divertida y de mucha utilidad para cada uno de nosotros.

Deseamos que este año 2024 te permitas soñar, visualizar y concretar todos los anhelos que haya en tu corazón.

Feliz Año Nuevo.

Sofía y Fer